Texto y fotos de Pedro
Mediavilla Pablo en la revista 'Molinum' de la Asociación para la
conservación y estudio de los molinos. Mayo-junio de 2012.
Tengo que citar muy
obligado a Miguel Moreno, tan amante de Soria, de sus gentes, de sus
paisajes. Yo lo he seguido mucho en todas sus andanzas por la
provincia pateada en todos los aires de su paisaje.
Yo descubrí las
famosas piedras de molino de Fuenteárbol gracias a haberlo leído
posiblemente en Campo Soriano, en los años setenta, publicado en
pequeños textos en su periódico, con lo noticioso y visual de que
está llena la Soria querida y entrañable. Ahora, en un arrebato de
nostalgia, he visitado de nuevo las piedras de molino de
Fuentelárbol. Qué curioso, qué resumen del tiempo transcurrido.
Pero allí están,
allí están, como dice Miguel Moreno, desafiando al frío de Soria,
inaugurando cada día a pesar de los tópicos la vida mortecina de
sus pueblos. De su imparable despoblación. Las muelas de
Fuentelárbol por las que el tiempo no pasa o pasa más tarde
rápidamente, entre nosotros y con nosotros es, fue, una cantera de
piedras de molino. Su éxito fue el no derroche. Si no valenpara moler, valen
para la cerca de la dehesa boyal y así, el trabajo de aquellos
duros hombres de Fuentelárbol no se perdía.
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